Ofrecí a mi hijo la mejor educación musical posible y no me arrepiento

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Mentiría si dijera que la música no es el mejor invento de la Historia de la Humanidad. Es una de las mejores maneras que ha tenido el ser humano de proporcionar un medio de ocio y de disfrute que permita olvidarnos de los problemas y que también nos permita construir momentos para el recuerdo, momentos que van a reforzar también nuestros vínculos con las personas con las que disfrutamos de esto. ¿Acaso no tenemos fotos y buenos recuerdos de amigos o familiares con los que hemos acudido a un concierto? ¿Acaso no nos ha servido eso para estrechar la relación que tenemos con estas personas?

Disfrutar de la música como asistente a un concierto está muy guay, pero… ¿qué hay desde el punto de vista de los propios músicos? Ya sabéis que ellos y ellas también disfrutan de lo lindo haciendo lo que más les gusta. De hecho, es que tocar un instrumento de música garantiza pasarlo muy bien cada vez que salimos a dar un concierto, si tenéis algún amigo o conocido que toque en alguna banda u orquesta ya habréis oído algo de esto en alguna ocasión. Y es que no es para menos. El que toca un instrumento para que la gente a su alrededor se lo pase bien merece que todo el mundo le respete y le haga sentir querido.

La música también tiene un componente tradicional del que no nos podemos olvidar. Valga como ejemplo la familia que sale en la noticia que vamos a enlazaros a continuación y que procede de la web de Rtve. Esa familia, la Cleries-Jiménez, manifiesta que la música es como una especie de gusanillo que, una vez aprendes, de creces por dentro y ya no te puedes deshacer de él. Ocho miembros de esta familia son músicos y su zona de procedencia, que no es otra que la Comunidad Valenciana, es una de las que más arraigada tiene el mundo de la música al disponer de un total de 547 asociaciones musicales a lo largo y ancho de su territorio.

Algo similar podría decir que ocurre en una familia como la mía. Desde siempre nos ha gustado mucho la música, tanto disfrutarla como simples aficionados como practicarla. Mi padre fue músico, yo también me he dedicado a ello y, cuando tuve a mi primer hijo, mi ilusión era que él siguiera nuestros pasos y que él manifestara un gran interés por el mundo de la música, con independencia del cual fuera de instrumento que decidiera tocar. Lógicamente, nunca me he propuesto como objetivo imponérselo ni mucho menos porque ese hubiera sido el primer paso para que no le interesara este asunto. Tenía que esperar para comprobar si de verdad iba a tener ganas de disfrutar de esta pasión.

Lo cierto es que no me costó demasiado esfuerzo para conseguir que mi hijo demostrara pasión e interés verdadero por el mundo de la música. Es verdad que el contacto con un arte como este lo ha tenido desde que era muy pequeño y es posible que eso le haya incluido muchísimo a la hora de determinar sus gustos, pero ya os digo que es que, además de que le gusta el tema, es un verdadero experto en la materia. Tiene algo innato que le hace ser un músico excelente, aunque no os negaré que la formación que ha recibido a este respecto ha sido la mejor.

Fue algo que él mismo se encargó de pedirnos tanto a mí como a su madre. Encontraba en el mundo de la música una manera de ofrecer la mejor versión de sí mismo, pero él, que siempre ha sido una persona muy exigente consigo misma, solicitaba que alguien le formara y le ofreciera enrolarse en un nivel superior. La verdad es que tenía todo para conseguirlo, incluso versatilidad, porque tocaba el violín, la guitarra e incluso el piano. No muchas personas son capaces de tocar de una manera más o menos idónea este tipo de instrumentos. Y es que estaba preparado para cualquier reto que le pudiera esperar en el campo de la música. Ya estábamos orgullosos de él, pero no sabíamos que lo íbamos a estar todavía más.

Mi hijo nos pedía la mejor educación en materia musical y no dudamos un segundo en ofrecérsela. El mundo de la música es un negocio complicado porque cuesta un mundo hacerse un hueco en él, así que la formación que recibas tiene que ser la mejor. Nosotros confiamos en Piccolo Bétera porque ofrece una formación adecuada en función de la edad del alumno y porque, además, tiene clases de violín, guitarra y piano, que eran justo las ramas que nuestro hijo deseaba. Y la verdad es que los resultados han sido óptimos. Él ya era bueno antes de acudir a esas clases, pero es que salió siendo el mejor músico que mi familia había tenido nunca.

La diferencia entre el chico anterior a esas clases y el posterior se hizo evidente muy pronto. Y eso es lo que a él le permitió acceder a ese nivel superior del que hablábamos antes. La verdad es que nunca hemos tenido dudas de su capacidad, pero en aquel momento ya vimos claro que su futuro profesional iba a estar en el mundo de la música, aunque fuera un negocio difícil y en el que es complicado labrarse un futuro. En mi familia siempre hemos sabido identificar a aquellos músicos y van a tener éxito en esta industria. Y eso fue lo que vimos en mi hijo.

Ya es una realidad 

Se ha quedado atrás el período en el que primaba formarse y ha llegado la hora de vivir de la música. Y he podido comprobar la felicidad que inunda a mi hijo a lo largo de su vida. La verdad es que, para un padre, esto es un verdadero triunfo, algo de lo que sentirse orgulloso y de lo que disfrutar. Puedo decir que estoy viviendo una de las mejores épocas de mi vida, que he sido capaz de brindarle a mi pequeño lo que quería y ayudarle a cumplir los objetivos, algo que por otra parte hubiera sido imposible sin su esfuerzo y, por supuesto, sin su talento.

Es emocionante asistir a un concierto de alguien a quien has educado y comprobar en primera persona cómo hay un montón de gente que valora lo que hace y que reconoce su calidad artística. Ya hemos visto varias veces en acción a mi hijo y la verdad es que nos hemos quedado realmente prendados. Tiene conciertos en muchas ciudades españolas y ya está sopesando la posibilidad de acudir a otras ciudades europeas. Ni que decir tiene que eso va a contribuir de manera tremenda a que se potencie su imagen todavía más. Eso es lo mejor que le puede pasar a un músico y ese es el objetivo que se persigue desde que se empieza a tocar un instrumento. Es un logro desbloqueado.

España muestra cada vez un interés mayor por el aprendizaje de la música 

La música es uno de los pasatiempos preferidos de los españoles. Siempre lo ha sido. En la actualidad, está creciendo el interés que tenemos por aprender a tocar un instrumento. Una noticia publicada en la página web del diario El Confidencial habla en concreto del resurgimiento de la guitarra. Y es que se están vendiendo más guitarras que nunca desde la pandemia en nuestro país. Es una verdadera suerte que así sea. Todo lo que sea fomentar el arte y acercarlo a la gente es una idea estupenda y tenemos que aprovechar esa coyuntura. Aprender a tocar un instrumento es una de esas cosas que nos permite sacarle el máximo jugo a cada segundo de esta vida y creo que eso es lo que hemos perseguido los españoles después de un periodo tan duro como el del coronavirus.

Es una grata noticia comprobar cómo en las diferentes bandas municipales y en grupos de música de todo tipo hay una gran cantidad de gente joven. Es importante que esas personas jóvenes y que pueden estar empezando en el campo de la música se valgan de la experiencia de la gente más mayor y que lleva muchos años en una industria como de la que estamos hablando. De ese modo se asegura el relevo generacional y podemos garantizar que la música va a seguir llenando las calles y plazas de todas las ciudades y de todos los pueblos de nuestra geografía.

Hablamos de una actividad que llena el alma y que contribuye a llenar el alma de los demás. ¿Qué puede causar más felicidad que eso? La verdad es que muchos músicos, con independencia de que sean más conocidos o menos o con independencia de los ingresos que generen, se suelen sentir bastante satisfechos gracias a esto. Y la verdad es que merece la pena. Si eres una persona que se encuentra en el círculo más cercano de ellos, lo notas. Ese ha sido mi caso y me apetecía compartirlo con todos vosotros y vosotras.

 

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