Hay momentos en la vida que nos cambian por completo. Dicen que es el destino, pero yo quiero pensar más que es saber estar en ese momento en el lugar adecuado. Y lo digo porque creo que todos nosotros somos dueños de nuestro destino y somos los que creamos nuestra propia aventura. Como esos famosos libros de aventuras en los que tú ibas decidiendo por dónde ir. Pues bien, os voy a contar una historia de mi vida que me cambió por completo. Un viaje que hice a Dublín, en Irlanda, por una inmersión lingüística que fue la que posteriormente dio sentido a mi vida. Os cuento.
Tenía yo 16 años cuando un verano, aunque mejor dicho ya lo tenía pensado desde primavera, decidí apuntarme a un programa de inmersión lingüística en Dublín. Aunque al principio estaba un poco nervioso, prefiero decirlo así por no decir que estaba muerto de miedo, por viajar solo a un país extranjero, yo era consciente en mi interior de que esta experiencia me sería de gran ayuda para el futuro, aunque no pensaba que tanto.
No tenía ni idea cómo iban estos programas, por lo que me puse en manos de una agencia especializada. Claro tengo que decir que cuando trabajas con una empresa tan profesional todo va sobre ruedas. Porque esta gente me abrió las puertas de todo, y me hizo ver que mi viaje no era tan complicado como había pensado. Quizás si lo preparas tú solo o caes en manos no tan profesionales, este viaje de estudios se te puede atragantar un poco. Pues bien, un 1 de julio, recién terminado el Instituto, me vi volando para Dublín. Atrás dejaba un verano que se presumía muy emocionante con fiestas de pueblos y alguna que otra salida de casa rural con mis amigos. Pero bueno, en la vida hay que apostar por estas cosas.
Desde el primer día supe que era una oportunidad que había que exprimir al máximo. Participé en clases intensivas de idiomas, por supuesto practiqué el idioma con nativos, e incluso me apunté a actividades extracurriculares para seguir practicando el idioma en un ambiente más relajado. Poco a poco, me di cuenta de que el viaje había merecido la pena. Había aprendido más en dos semanas en Dublín que en varios años en el colegio y en el instituto.
Es cierto que al ser Irlanda al principio noté esa diferencia con el idioma inglés que se habla en, por ejemplo, Londres. Es el famoso acento, pero las diferencias no son solo de dicción sino también de significados, y hasta palabras distintas en cada caso. Por ejemplo, Ten en cuenta que la diferencia esencial de pronunciación está en la letra “R”. Además, los irlandeses vocalizan mucho más las consonantes. Mientras los ingleses pronuncian con mayor fuerza las vocales, en cambio los irlandeses suelen suavizarlas. Aspectos que poco a poco vas notando cuando estás allí.
Una experiencia única
Pero un viaje de inmersión lingüística es mucho más. Tienes la oportunidad de conocer a jóvenes de todo el mundo. Y al final, como hablas con ellos en inglés pues puedes practicar el inglés de una manera más natural y divertida, lo que me ayudó a perder el miedo a cometer errores y a ganar confianza en sí mismo. Que es lo que siempre tenía, sobre todo cuando la profesora me mandaba hablar en público.
De vuelta a España, noté que mi nivel de inglés había mejorado de una manera tremenda. Gracias a esta experiencia, me sentía mucho más preparado para afrontar los retos que me iban a llegar. Además, esta experiencia me abrió las puertas de muchas cosas. Y es que gracias a este manejo tan bueno del idioma, encontré trabajo de guía turístico en mi ciudad para los turistas. Y lo más importante, conocí el amor. Lo que surgió como una amistad entre dos amigos acabó siendo una relación estable que hoy perdura en el tiempo y que tiene dos hijos.
La verdad es que cuando digo que el viaje que hice a Dublín me cambió por completo la vida ya sabéis a que me refiero. Por eso, ahora cuando hablo con otros padres que me dicen si estoy a favor de realizar este tipo de viajes, está clara cual es mi respuesta. Un viaje de este tipo se puede resumir en varios aspectos. Vas a aprender más inglés que todos tus años en el colegio, vas a ganar confianza en ti mismo, y vas a venir con una preparación que te va a servir para abrir muchas puertas. Una experiencia enriquecedora que me cambió la vida.