No se puede hablar de construcción sostenible sin hablar de arquitectura sostenible. En ella reside uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad en lo que a edificaciones se refiere. La base donde se sientan esos pilares para alcanzar una correcta edificación sostenible, se encuentra en una buena planificación arquitectónica. Si la arquitectura no cuenta con las energías renovables, los materiales sostenibles y la mejor manera de hacer que la construcción sea eficiente a todos los niveles, no puede alcanzarse ese objetivo pretendido.
Implementar las energías renovables, sea eólica o solar, añadir un buen aislamiento térmico y acústico y construir edificios sostenibles, no sería posible si no fuera por la arquitectura sostenible que contempla todos los factores citados y necesarios para convertir cualquier edificio o vivienda, en sostenible. Si entendemos por sostenibilidad, todo aquello que se produce y puede ser mantenido en el tiempo de forma indefinida, mediante el uso de los recursos renovables, podemos comprender cuál es el papel de la arquitectura sostenible.
No obstante, quienes mejor pueden explicarnos todo lo relacionado con estos conceptos, son los profesionales del sector. En este caso las profesionales de la arquitectura sostenible de Mar Studio, nos han explicado algunos aspectos que hay que tener en cuenta para que la arquitectura, sea verdaderamente sostenible. En este campo, la sostenibilidad debe abordarse desde una perspectiva global en la que se incluyen todas las fases que implica la construcción, la utilización de del edificio y cada recurso que hace posible que funcione de forma directa o indirecta.
Bajo esta premisa, el primer concepto que la arquitectura debe considerar y abordar es la valoración del ciclo de vida completo del edificio: desde la producción de las materias primas hasta su desmantelamiento en el futuro. Sin olvidar el transporte y transformación de las materias primas, la obra y su vida útil.
El ciclo sin fin de la sostenibilidad
Aunque nos guste la idea de que sostenibilidad es equiparable a infinito, lo cierto es que el ciclo de vida es finito, pese a quien pese. En arquitectura, lo que se conoce como ACV (análisis del ciclo de vida), hace referencia a un conjunto de técnicas que ayudan a determinar los impactos ambientales que se pueden asociar a un edificio desde el momento de su concepción hasta el final de su vida útil.
Este análisis, considera cada etapa de manera que sea posible detectar los procesos o productos que mayor impacto generan en el medio ambiente o las personas. Así se contemplan las opciones de regulación o mejora que permitan reducir su huella ecológica. La metodología de evaluación ambiental del análisis, se regula por la Normativa Internacional de Gestión Ambiental ISO 14040 que define en seis fases, el ciclo de vida de un edificio: la extracción, la fabricación, el transporte, la puesta en obra, la vida útil y el desmantelamiento.
Tras este primer concepto sobre la sostenibilidad de la arquitectura, se deja ver que la evaluación del ciclo de vida de un edificio, va ligada de forma directa al concepto siguiente: la economía circular. El agotamiento de los recursos primarios que estamos viendo, el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad del planeta, son algunas de las consecuencias directas de actual sistema económico, denominado lineal. Este tipo de economía se basa en producir, utilizar y desechar sin tener en consideración las consecuencias.
Como respuesta a este tipo de economía destructiva, se ha desarrollado la economía circular que anula la ineficiente gestión de los recursos que impera en la economía lineal. Este nuevo sistema económico, reside en un sistema restaurativo que contribuye a mantener la neutralidad climática. Se apoya en tres principios básicos: la durabilidad, la reparabilidad y la separabilidad, de tal manera que un mismo producto se puede mantener durante el mayor tiempo posible.
De esta manera, la estructura económica lineal convencional, basada en la extracción, fabricación, uso y desecho, se transforma en un ciclo cerrado de fabricar, usar, recupera y usar. Si se aplica a la edificación, la economía circular se sustenta en el aprovechamiento cíclico de los recursos, el uso de materiales fácilmente recuperables, reutilizables, reciclados y reciclables, así como en métodos de construcción más sencillos.
Por otro lado, la sostenibilidad y el impacto medioambiental que tiene la arquitectura, cuenta con diferentes escalas: la territorial, la urbana y el entorno edificado. De tal manera que la sostenibilidad en la planificación territorial, ha introducido una serie de criterios y determinaciones que nos lleven a un desarrollo más sostenible, un modelo más respetuoso con la vida y los ecosistemas. Esto ha conllevado que el desarrollo territorial sostenible se haya convertido en uno de los principales aspectos a contemplar dentro de los planes territoriales a escala europea.
La vinculación entre el desarrollo sostenible y la ordenación del territorio, nace como respuesta a la necesidad de frenar las consecuencias negativas a nivel medioambiental del crecimiento económico.
Respecto a la sostenibilidad urbana, podemos decir que este entorno es el resultado de la intervención directa del hombre en el medio físico. Se trata del conjunto de los servicios públicos o privados, equipamientos e infraestructuras que componen el tejido urbano. Hablar de sostenibilidad urbana, implica buscar el desarrollo de un medio urbano que no degrade el medio urbano, generando el mínimo impacto y equilibrando necesidades ambientales, sociales y ecológicas.
Proteger el paisaje natural, preservar el patrimonio, fomentar la calidad de los espacios públicos, minimizar el consumo de suministros y el impacto de los materiales de construcción, reducir los residuos, etc. son algunos de los criterios establecidos.
En la última de las escalas de la sostenibilidad planteadas, nos encontramos con la sostenibilidad del entorno construido. Aquí se engloban todas las tipologías edificatorias: industrial, servicios, oficinas, residencial, etc. A consecuencia de la necesidad de medir el impacto de los bienes y servicios generados por la sociedad, se ha desarrollado el ACV, ya citado que, aplicado al entorno construido, analiza la repercusión positiva y negativa que se produce sobre el entorno y las personas de un edificio.
El ciclo de vida se inicia durante la concepción del edificio y durante todo el proceso de producción, su uso, mantenimiento y desmantelamiento o remodelación, cuando concluye su vida útil. Cada una de estas fases, genera un impacto mayor o menor sobre el entorno, por lo que la arquitectura sostenible se vincula al impacto nulo.
Sostenibilidad de un edificio en relación a su impacto
Aunque la lista completa sobre los impactos que se generan en un entorno construido es bastante amplia, a continuación vamos a citar algunos de los impactos más relevantes sobre el entorno.
El primero de ellos, incide en el uso del suelo. En términos de cambio climático, se refiere a la utilización de todos los terrenos utilizados y baldíos sobre los que la edificación tiene gran impacto, a consecuencia de la transformación del paisaje, el uso de recursos naturales y la emisión de residuos.
Sobre la biodiversidad, se produce un impacto verdaderamente significativo. Entendemos como tal, la interacción entre ser humano, fauna y flora; el suelo, el agua, el aire, el clima, el paisaje y los bienes materiales y el patrimonio cultural.
La gestión de los recursos hídricos, es fundamental pues se pone el foco en el uso del agua, durante la vida útil de un edificio, olvidando su uso desconsiderado en la construcción y fabricación de los materiales necesarios. El camino hacia la gestión sostenible del agua, resulta cuanto menos utópico: pasa por utilizarla sin agotarla, devolviéndola al entorno con la misma o mejor calidad.
Tanto polución como residuos, ejercen un importante impacto sobre el medio ambiente. La polución es una forma de contaminación a escala urbana que, como todos sabemos, se crea por la liberación de sustancias nocivas en las que se involucran los edificios industriales.
No puede faltar en la lista, la emisión de los gases de efecto invernadero que en el caso de un edificio, derivan del ciclo de vida de sus materiales, la demanda de energía y el transporte.
Otro factor a tener en cuenta, es el impacto sobre la calidad del ambiente interior en los edificios. Esta calidad se determina en cuatro factores: aire, temperatura, humedad y electroclima. Aplicando los conocimientos bioclimáticos disponibles a la construcción, se puede crear un ambiente interior que sea más saludable y agradable para los usuarios.
Por último, hablemos del impacto sobre la salud y el bienestar en lo que a arquitectura sostenible respecta. No solo cabe hablar de la salud del planeta, también importa la de los usuarios. Los edificios repercuten sobre la salud física y mental de aquellos que los ocupan. Tanto la calidad del agua, como la del aire, la humedad, el polvo, la temperatura, la luz o el ruido, influyen en la salud de las personas en mayor o menor medida.
En conclusión, podemos decir que la arquitectura sostenible es un pilar fundamental para hacer que el planeta, no sufra tanto impacto negativo por parte del ser humano. Este tipo de arquitectura, se vincula estrechamente con la concepción de edificios que generen un impacto nulo o positivo, tanto sobre las personas como sobre el planeta. Para hacer esto posible, se fundamentan en nueve principios básicos, sobre los que hablaremos en otro momento.