El peso corporal, para muchos, significa más que la medida de masa de nuestro cuerpo. Es un número de gran importancia que determina su autoconcepto, autoaceptación, su estilo de vida e incluso, el rol que sienten que desempeñan dentro de sus relaciones interpersonales en general. Así, se ha desarrollado un concepto de “peso ideal”, muchas veces poco realista e inalcanzable, que nos sumerge en interminables dietas y sentimientos como frustración, menosprecio y otros. Hasta el punto de que de allí se despender muchas enfermedades ligadas a nuestra alimentación del estilo de la bulimia y la anorexia.
Y es que el problema es que nuestra sociedad siempre ha asociado el peso con un indicativo de belleza, en donde a menos peso más atractivo se es, lo que nos hace sentir terriblemente mal con nosotros mismos si nuestro peso no encaja dentro de esos estrictos parámetros.
Hoy en día, son innumerables las dietas y las cirugías que prometen ayudarte a llegar a ese peso ideal. No obstante, muchas son falsas palabras o podría incluso ser perjudiciales para nuestra salud. Además que muchas veces esa necesidad de bajar de peso tan compulsiva, solo responde a una necesidad de aceptación que indica que hay algo mal dentro de nosotros que necesita atención.
Si sueles ser de esas personas que entran y salen de dietas y sienten fuerte preocupación por lo que indica la balanza, sigue leyendo, porque aquí te daremos algunos consejos para ayudarte a salir de este círculo vicioso.
¿Por qué obsesionarse con perder peso puede ser un problema?
Querer conseguir nuestro peso ideal puede parecer un objetivo inofensivo y hasta sano para muchos. Sin embargo, lo desesperados que estemos por ello y los medios que utilicemos para llegar a ese fin, pueden hacer que nuestro deseo más bien se convierta en un problema.
Una cosa es preocuparnos por mantener una alimentación balanceada, un estilo de vida sano y un peso corporal de acuerdo a nuestra edad y nuestra altura, otra es vivir obsesionados con cada caloría que entra en nuestro organismo y llegar hasta a matarnos de hambre con tal de obtener un par de números menos en la balanza.
En estos casos, el primer síntoma perjudicial para la salud es que comienzan a desarrollar una mala relación con la comida. Suelen o no comer mucho o comer demasiado para luego devolverlo, privándose de disfrutar de una necesidad básica a plenitud y de regalarle a su cuerpo los nutrientes y vitaminas que necesita de su dieta diaria. Finalmente, estas personas podrían incluso terminar desarrollando trastornos alimenticios como bulimia o anorexia.
Igualmente, esta obsesión por perder peso también afecta nuestra salud mental. Ya que nuestra estabilidad emocional y lo bien que nos sentimos dentro de nuestra propia piel está determinado por un número, y si este sube, así de tanto bajará nuestro amor propio y nuestro estado de ánimo.
¿Cómo evitar obsesionarse con perder peso?
Aunque la psicóloga Marisa Hernández Torrijo nos explica que muchas de estas personas dependiendo de la gravedad de su comportamiento obsesivo, deben buscar ayuda profesional para ir descubriendo el origen de dicho deseo y de su mala relación con su cuerpo, nos da algunos consejos útiles para comenzar a cambia nuestra actitud hacia el tema y poder llevar una dieta de una forma más sana:
- No usar el gimnasio para comer más después
Una actitud sana es la de ir al gimnasio para llevar un estilo de vida activo y saludable, en donde nuestro cuerpo realice el ejercicio físico recomendado y, n conjunto con otros hábitos, nos ayude a mantenernos en el peso que queremos. Además que es importante que tu rutina de ejercicio se equilibre con tuna dieta balanceada y que sea disfrutable.
Por el contrario, una actitud tóxica es, por ejemplo, cuando algunas personas acuden al gimnasio para hacer rutinas altamente extenuantes, con el fin de luego poder darse atracones con toda la comida que quieran porque “después quemarán eso en el gimnasio”. Esto no solo demuestra una obsesión insana por bajar de peso, sino un problema con la alimentación, en donde nuestra forma de comer implica el abuso de ciertos alimentos basura. En conclusión, esto denota una conducta compensatoria preocupante, además de la posibilidad de una condición de bulimia.
- No ser demasiado exigente traqueando calorías
Las personas que tiene una obsesión muy fuerte con el bajar de peso suelen contarlo todo, las horas en el gimnasio, los número en la balanza, las calorías que consumen, el número de alimentos ue ponen en su plato, etc.
La información alimenticia que tienen los productos del sector lo que buscan es informarte sobre lo que estas consumiendo y como podría afectar tu cuerpo y la idea es usar dicha información de forma consciente y sana. La idea es orientarnos sobre la ingesta calórica y la proporción de macronutrientes que estamos consumiendo, y no como una forma de medir lo que debemos prohibirnos para restar algunas cifras a nuestro peso.
Llevar un conteo excesivo lo que denota es una conducta obsesiva, que puede llevar a sentimientos de culpa, frustración y vergüenza en caso de pasarnos en este conteo, y muchas veces autocastigarnos dándonos atracones que atentan contra ese peso que queremos lograr.
Recuerda que por apuntar absolutamente todo lo que comemos no hará que adelgacemos más o más rápido. Esto lo lo lograremos con una alimentación balanceada, ejercicio y un estilo de vida saludable.
- Ni dietas restrictivas ni prohibir alimentos
Existen tantas dietas como palabras hay en un diccionario y todas prometen ayudarte a lograr ese peso ideal inalcanzable. La cosa es que muchas de ellas están basadas en la eliminación o prohibición de ciertos alimentos (por no decir que algunas se basan en casi no comer nada) que nuestro cuerpo necesita para desempeñar con propiedad todas sus funciones y para mantener uan salud óptima.
Este tipo de dietas restrictivas no funcionan. Primero, si son dietas inventadas en cualquier sitio en Internet o por personas que en verdad no saben del tema, probablemente no estén bien diseñadas y no te ayuden a cumplir con tu prometido, sino más bien el efecto contrario.
Por otro lado, estas dietas lo que hacen es crear frustración a la hora de comer, nos llevan a desarrollar una mala relación con la comida, en donde esta es mala y debes mantenerla a raya de tu vida, y en caso de no lograr lo esperado o romperla, nos lleva sentimientos de culpabilidad.
Asimismo, prohíben tantos alimentos que al final no disfrutamos de la comida, ya que solo permiten la ingesta de alimentos poco calóricos como lechuga, algo de carnes bajas en grasas como el pollo y prohibiendo terminantemente todo lo dulce. Mientras que, otras nos obligan a estar comiendo durante varias semanas un mismo alimento (p. ej., la dieta de la piña). Así, nos llevan una alimentación más aburrida y frustrante, y a sentir un remordimiento muy peligroso si nos salimos de ella, potenciando la aparición de trastornos de conducta alimentaria.
Te recomendamos consultar cualquier dieta que quieras comenzar con un dietista o nutricionista para que este te ayude a diseñar la más adecuada para ti.
- No exponerte a la báscula cada día
Otra de las conductas que debemos cuidar para no terminar cayendo en conductas obsesivas e insanas en relación a nuestra alimentación y nuestro peso es pesarnos todo el tiempo, pendientes de lo que nos dirá la balanza.
Esa conducta, primero, nos genera temor; siempre al asecho de lo que nos dirá el resultado. Luego, si no ha hecho avance o no se ha logrado el peso deseado, nos llevará a sentimientos de frustración, tristeza, incluso fuerte depresión y desprecio por nosotros mismos.
Se debe entender este proceso como uno largo y con altibajos, en el que hay que tener paciencia y entender que muchas veces podremos volver a ganar peso antes de llegar al número ideal. No obtendremos resultados de un día para otro, ni de la noche a la mañana, por lo que no tiene sentido evaluar nuestro avance cada vez que hacemos un abdominal.
Igualmente hay que entender que cada caso es particular y que en el proceso de bajar de peso muchas veces intervienen variedad de factores que a veces se salen de nuestras manos, por lo que no debes usar este número para medir tu esfuerzo y avance.
Lo recomendable es pesarse una vez cada dos semanas, preferiblemente solamente una vez al mes, y usando básculas inteligentes, que puedan darte más información de utilidad además de tu peso como tu porcentaje de grasa, la cantidad de masa muscular, la retención de líquidos, el metabolismo basal y el envejecimiento prematuro.
Del resto, te recomendamos esconder la bascula o guardarla en un lugar en el que no la estés viendo todo el tiempo para no caer en la tentación de estarla consulado y nos podamos olvidar de esa medida tan estricta e injusta con nosotros mismos mientras trabajamos en nuestra apariencia de forma sana y amorosa.