Por un turismo respetuoso con el medio ambiente.

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Hay personas que para sus vacaciones y escapadas de fin de semana huyen de los destinos turísticos masificados. Buscan vivir una experiencia diferente. Más en armonía con la naturaleza y el lugar que van a visitar. Por suerte, la gama de opciones en viajes y alojamientos se ha diversificado, dando lugar a un turismo más respetuoso con el medio ambiente.

El turismo respetuoso con el medio es aquel que respeta la naturaleza, las tradiciones y los modos de vida del lugar de destino. Tiene un efecto protector. Llama la atención de los poderes públicos para que protejan y promocionen el entorno natural.

El periódico económico «Cinco Días» señala que el 51% de los españoles prefiere veranear en la playa. Los datos vienen extraídos de una encuesta que realizó la O.C.U., Organización de Consumidores y Usuarios, entre sus socios.

Aunque remarca la hegemonía que aún tienen los destinos de costa, pone de manifiesto que casi la mitad la población opta por otros modelos de turismo. Otras formas de disfrutar su ocio y tiempo libre. Entre estas nuevas opciones, está ganado fuerza el turismo rural. Una alternativa que refleja el interés de una parte de la población por descubrir y disfrutar la naturaleza y el campo.

En estos últimos años se ha comenzado a centrar la atención en el mundo rural. Se ha empezado a hablar de la llamada “España vaciada”. Denunciando la marginación y olvido que sufren amplias zonas del territorio nacional. Nuestros pueblos y parajes naturales representan más del 80% de la superficie del país. Fomentar el turismo en estas áreas, tradicionalmente dedicadas a la agricultura, diversifica su economía y ofrece nuevas opciones de empleo y emprendimiento para sus habitantes, al tiempo que ayuda a repoblar territorios que se han ido despoblando en los últimos 60 años.

La Fundación Dialnet habla de la calidad y el turismo rural en espacios naturales protegidos. Comenta que es una vía de desarrollo sostenible del sector turístico. Un turismo que actúa en simbiosis con la economía y la identidad de los lugares de destino. Que incluso los potencia. Algo muy diferente a lo que sucedió con la urbanización descontrolada de las zonas de costa para atraer el turismo en las últimas décadas del siglo pasado. Algo que cambió para siempre la forma de los pueblos y las playas del litoral.

Benidorm, por poner un ejemplo, que hasta los años 50 era un pueblo de pescadores, hoy es una jungla de hormigón. Una muestra de hasta dónde puede llegar la urbanización descontrolada, transformando el entorno natural en un polo de atracción del turismo masivo.

El turismo respetuoso con el medio tiene otras repercusiones. Llama la atención de los poderes públicos para que protejan y cuiden los espacios naturales. Si a la gente le diera por visitar “Las Tablas de Daimiel”, esto obligaría a las autoridades a que cuidaran con más esmero este espacio natural. De forma que fuera más atractivo y agradable para los visitantes. No que parezca una zona abandonada. No hace falta convertirlos en lugares masificados, eso lo desnaturalizaría. Pero sí ayuda a que se redistribuyan los recursos.

Estas son otras formas de turismo.

Turismo cultural.

Son esos turistas que se dedican a visitar museos y monumentos histórico-artísticos. Barcelona se ha convertido en la tercera ciudad más visitada de Europa, por detrás de Londres y París. Se debe, entre otras cosas, a la enorme atracción que ejerce la obra de Gaudí. Decenas de autobuses paran todos los días a pocas manzanas de la Sagrada Familia. Los turistas se concentran para ver la catedral modernista, no para ir a la playa de la Barceloneta.

No se trata de convertir nuestros monumentos históricos en un parque temático, sino de aprovechar el interés que tiene la gente por el arte y la historia y distribuirlos por todo el territorio nacional. Promocionando nuestro inmenso patrimonio cultural.

España no solo tiene Barcelona para ofrecer a los turistas. Tiene Toledo, Salamanca, Burgos, Granada. Pero es que además tiene Almagro, en Ciudad Real, Mérida, en Badajoz, Tordesillas, en Valladolid, Úbeda y Baeza, en Jaén. Pero además cuenta con Alarcón, en Cuenca, que hoy tiene solo 152 habitantes y fue una ciudad destacada en la edad media, Sos del Rey Católico, en Zaragoza, con 512 habitantes, lugar en el que nació Fernando el Católico, o Mogarraz en Salamanca, con 275 habitantes. El pueblo de los 800 retratos. Donde las fachadas de sus casas centenarias de piedra están decoradas con las fotografías en grandes dimensiones de los que fueron sus habitantes.

El turismo cultural es un turismo respetuoso con el lugar que visita. Está ávido de conocimiento y es consciente de la necesidad de proteger el patrimonio y el legado cultural. No le importa recorrer grandes distancias si va a ver un monumento de interés.

El turismo rural.

El turismo rural es un concepto bastante amplio que hace referencia al alojamiento en entornos rurales y naturales, de baja densidad demográfica y alejada de los núcleos urbanos.

Podemos decir que cubre tres perfiles de turistas. El mayoritario es aquel que quiere relajarse y desconectar de la rutina diaria. Busca en el campo la paz y el sosiego que no encuentra en su vida habitual. Un entorno y un escenario diferente que le recargue energéticamente.

Otro perfil son los deportistas. El entorno rural permite practicar una serie de deportes al aire libre que es imposible realizar en la ciudad. Rutas de senderismo, bicicleta de montaña, deportes acuáticos en la naturaleza. Y además explorar deportes diferentes como la espeleología, el barraquismo, la pesca deportiva o la hípica.

Por último, hay gente que es amante de la naturaleza. Le gusta fundirse con ella y observar la flora y la fauna. Disfrutan con el avistamiento de las aves, observando animales salvajes en libertad o apreciando la diversidad de especies vegetales que ofrece un ecosistema determinado.

El turismo en la naturaleza tiene un efecto energizante. Es como un Spa para nuestro cuerpo y nuestra mente. La naturaleza es un equilibrador de energías. Descarga nuestro cuerpo de energías negativas, aquellas que nos saturan como el estrés y los efectos de la contaminación, y nos recarga con otras positivas.

En la naturaleza respiramos aire puro. Le das menos importancia al tiempo, la naturaleza tiene su propio ritmo. El entorno natural incita a la meditación y a recapacitar sobre las cosas que nos afectan. Nos ayuda a plantearnos las cuestiones desde otro punto de vista.

Se ha comprobado que la gente duerme y descansa mejor en plena naturaleza. No tiene los estímulos visuales y sonoros que encontramos en la ciudad. Pasar un tiempo en la naturaleza nos predispone a alimentarnos de una forma más sana y equilibrada, algo que agradece nuestro organismo.

Agroturismo.

Es una modalidad del turismo en la que el visitante entra en contacto directo con la forma de vida en el campo y con sus habitantes. Carolina, directora de De Veras, una agencia extremeña privada para el fomento del desarrollo rural, nos comenta que el agroturismo es una actividad que nos enseña y nos da la oportunidad de participar en la vida rural.

Ver como los agricultores trabajan su huerta, conocer sus secretos para conseguir un producto de calidad, participar en la recogida de tomates, nos ayuda a valorar más lo que comemos.

Con estas actividades puedes conocer, por ejemplo, como se hace un queso. O los diferentes oficios artesanos que continúan perviviendo en el campo. Un conocimiento que te llevas a casa, que te enriquece personalmente y que en un momento determinado puedes poner en práctica.

Es un tipo de turismo activo. En el que el visitante no es un mero espectador, sino que participa de las actividades y se sumerge en la realidad de las personas que habitan el medio rural. Una forma de conocer otros estilos de vida y de reencontrarnos con nuestros orígenes.

Comprobaremos en la práctica como la vida en los pueblos es respetuosa con el medio ambiente. El hombre lleva siglos conviviendo con la naturaleza. En plena simbiosis con ella. Sabe los beneficios concretos que le aportan. Qué plantas son buenas para esto o para lo otro. Donde encontrar setas para comer o esparto para fabricar utensilios. Nos ayudará a eliminar algunos prejuicios. Por todo lo que el campo y la naturaleza les aportan, los habitantes de los pueblos son los más interesados en conservarla.

El agroturismo es beneficioso tanto para el turista como para los habitantes de los pueblos. A los primeros les ofrece una experiencia diferente y enriquecedora. Para los pueblos supone una fuente de ingresos nueva, la creación de nuevos puestos de trabajo y la difusión de su cultura y sus tradiciones.

Estas modalidades de turismo que hemos visto aumentan la responsabilidad de los poderes públicos. En primer lugar, por cuidar, proteger y fomentar todo un legado natural, cultural y social que existe en el medio rural.

Y, por otro lado, instaurar una economía sostenible. Que genere riqueza sin necesidad de destruir lo que ya existe, sino potenciándolo.

Una forma de turismo diferente que concuerda con la conciencia que vamos adquiriendo sobre la necesidad de proteger el planeta y nuestra vida en él.

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