Una adicción es percibida de peor manera si la sufre una mujer

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No todas las fases de la vida son esperanzadoras ni felices. Hay momentos que son mejores y peores. Es algo que nos pasa a todo el mundo, sí, pero también es cierto que hay grados y grados. Puede haber momentos peores que sean verdaderamente trágicos y que estén caracterizados por determinados asuntos que pongan en riesgo no solo nuestra felicidad, sino también nuestra propia vida. Uno de ellos, como seguro que ya habéis escuchado alguna vez, tiene que ver con el siempre peligroso mundo de las adicciones.

Si nos ponemos en la piel de un estudioso del marketing que busca descubrir cuál es el público objetivo de un producto que va a vender, seguro que pensamos que, para el mundo de las adicciones, un hombre de mediana edad es el sujeto perfecto. Pues que sepáis que, en este caso, quizá nos estuviéramos equivocando. Las mujeres también sufren este tipo de problemas y lo primero que tenemos que hacer es visibilizarlo, cuestión esta que es básica para después ponerle una solución al problema. Es como cuando tenemos una enfermedad: si no existe primero un diagnóstico, difícilmente los médicos van a poder trabajar en soluciones.

Tratar un tema como el de las adicciones desde una perspectiva de género es necesario puesto que todo el mundo es consciente de que la sociedad muchas veces no percibe de la misma manera esa adicción cuando el que la sufre es un hombre que cuando se trata de una mujer, siendo ellas las más perjudicadas en estos casos. Decimos que es necesario abordar un problema como estos puesto que hay una enorme cantidad de adicciones a día de hoy en una sociedad como la nuestra y todas y cada una de ellas afectan a mujeres de todas las edades. Solo hemos tenido que acudir a la web de Dona Addiccions para hacernos una pequeña lista mental de todas ellas: drogas, tabaco, alcohol, sexo, compras, juego…

Cuando es un hombre el que sufre una adicción, hay ocasiones en las que incluso se puede llegar a catalogar como normal que así sea. Un ejemplo claro de ello es el alcohol. Sin embargo, cuando es una mujer la que padece esa misma adicción, la percepción general de la gente es que es una descocada. Resulta triste tener que decirlo de esta manera, pero es la realidad en la que nos movemos y es esa misma realidad la que debemos procurar cambiar tan rápido como nos sea posible.

Lo mismo os podemos decir en relación a las compras. Si un hombre sale de una tienda con muchas bolsas no es juzgado de la misma manera que lo podría ser una mujer. De hecho, son ellas las que tienen un mayor número de críticas o juicios en todo lo que tiene que ver con gastar dinero, cuando está sobradamente demostrado que una adicción como la que implica comprar se sufre en los dos géneros, y más ahora que adquirir un producto es más fácil que nunca gracias a las facilidades que nos proporciona el comercio electrónico.

Está claro que hablamos de una situación en la que se produce una injusticia manifiesta. Y es evidente que todo el mundo merece por igual salir de una situación en la que cualquier adicción haya puesto nuestra vida en jaque. El hecho de ser hombre o mujer no debe influir en el porcentaje de posibilidades que tengamos de salir hacia adelante y es precisamente por eso por lo que resulta necesario enfocar este tema desde un prisma de género que resulte de especial interés para que las mujeres les sea más fácil abandonar algunas prácticas nocivas para su vida.

Durante muchos años, desde las instituciones públicas no se han tomado en serio algunas de las alternativas que había sobre la mesa para tratar de luchar contra todo tipo de adicciones. Por suerte, los tiempos corren y ahora sí que hay maneras de combatir estos problemas y también enfocarlos desde la perspectiva de género de la que estamos hablando. Son muchas las personas a las que les hubiera gustado contar con esta ayuda hace algunas décadas. Debemos valorar lo que tenemos a nuestro alcance y seguir aportando nuestro granito de arena para que esa ayuda vaya creciendo y creciendo, haciendo posible de este modo que nadie se quede al margen. Y es que nadie merece quedarse al margen.

Uno de los aspectos positivos a los que hemos asistido en los últimos años tiene que ver con el hecho de que las adicciones han dejado de ser tabú. Y este es un buen primer paso para visibilizar el problema ligado a cualquier adicción y actuar en consecuencia para resolverlo. Es prácticamente seguro que hay muchas personas que han sido capaces de abandonar una adicción gracias precisamente a que su problema ha dejado de ser un tema del cual nadie hablaba a pesar de que todos sabíamos que existía.

¿Cuáles son las drogas más consumidas por las mujeres? 

Hemos querido arrojar algo de luz sobre este asunto en este artículo y la verdad es que lo hemos conseguido gracias a varias noticias que existen en relación a este tema y que han sido publicadas por distintos medios de comunicación en los últimos años. Os dejamos un par de las que nos han parecido más interesantes, que curiosamente proceden del mismo portal web, el de Noticias de Navarra:

  • La primera de ellas habla de que existen perfiles para el consumo de cada droga en concreto. En el caso de las mujeres, la adicción más común es la del alcohol, mientras que en el caso de los hombres es la cocaína. En lo que respecta a adicciones sin sustancias de por medio, en el caso de ellas es el bingo, mientras que para el caso de los hombres lo más habitual son las apuestas deportivas, que siempre son tan peligrosas.
  • La segunda de las noticias a las que queremos hacer referencia habla de que el tabaco y el alcohol son las drogas legales que más toman las mujeres de entre 15 y 64 años, seguidas por el cannabis. La verdad es que se trata de sustancias con las que hay que tener cierto cuidado porque, aunque no se consuman en exceso, tienen la capacidad de generar adicción y hay que poner el máximo cuidado en lo que tiene que ver con su consumo.

Además, uno de los mayores peligros en el consumo de drogas con sustancia es que se empieza a manifestar cada vez en personas de menos edad. Esto afecta a hombres y mujeres que, con el afán de integrarse entre sus amigos y ganar popularidad, empiezan a fumar y a beber. La verdad es que esa es una tendencia que deberíamos ser capaces de controlar y que, a fin de cuentas, no nos va a proporcionar esa popularidad que queremos ni mucho menos. No es la alternativa ideal para nuestras expectativas.

Padres y madres, ¡estad al loro! 

Si sois padres o madres de una persona que todavía es menor de edad, debéis permanecer atentos a cualquier cosa que pueda haceros pensar que vuestros hijos e hijas suelen consumir alguna droga. Siempre hay maneras de sospecharlo y es buena idea que intentéis persuadirles de los efectos nocivos que esas drogas pueden ocasionar para su día a día.

Es verdad que eso no siempre es fácil y que vuestros hijos e hijas van a estar a la defensiva en primera instancia. Y, además, es posible que se enfaden de lo lindo. Pero no importa. Es necesario que mantengáis esa conversación y que, en caso de que la cosa se vaya de las manos y los síntomas de la adicción se clarifiquen, comencéis a llevarles a algún centro para que se les proporcione la ayuda necesaria para seguir con su vida sin necesidad de consumir drogas.

Es posible que, con el paso de los años, vuestros hijos e hijas valoren eso que hicisteis por ellos y ellas. Es lo que suele ocurrir en estos casos y la verdad es que no es para menos. Existe la necesidad de que los padres y madres extremen la precaución acerca del consumo de drogas de sus hijos e hijas porque una detección a tiempo puede ser fundamental a la hora de evitar problemas mayores, problemas que puedan conducir incluso a la muerte del menor o la menor. No sería, por desgracia, la primera vez que ocurre esto.

Debemos hacer posible que la cantidad de adicciones que existen y las personas que las sufren se reduzcan. Sabemos que es muy complicado, pero no podemos dejar de intentarlo. Las instituciones públicas, todo tipo de clínicas y profesionales de la salud y la sociedad en general tienen que trabajar en consonancia para alcanzar estos objetivos. La vida de muchas personas mejoraría en ese caso y la cantidad de peligros a los que tendríamos que enfrentarnos al salir de casa serían menores. Y la tranquilidad que eso supone no se puede pagar con dinero, ¿no os parece?

 

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