El vino es una de las bebidas más populares en todo el mundo y está siempre presente en todas las celebraciones de nuestro país, para brindar con la familia, los compañeros de la empresa y amigos. Apostamos por esta bebida porque destaca por su sabor, pero también porque aporta múltiples beneficios saludables. El vino tinto contiene zinc, magnesio, vitaminas, minerales, polifenoles y fósforo.
Si tomamos una copa de vino tinto a diario, podemos reducir el riesgo coronario en un 16,5%, ya que es una bebida rica que tiene efectos positivos sobre la salud cardiovascular. El vino es un poderoso antioxidante y antiinflamatorio, y reduce el riesgo de padecer artritis reumática. El Mundo explica que «los consumidores se decantan por el vino como parte de un estilo de vida saludable, sostenible y de saber disfrutar de la vida, que contribuyen también positivamente a la salud».
Varios estudios han comprobado que la población que opta por esta bebida tiene una menor incidencia de diabetes y obesidad, porque el vino ayuda a bajar de peso por un gen que impide que se formen células de grasa. Si queremos disfrutar de todos estos beneficios, debemos escoger un vino de calidad y tener en cuenta algunas recomendaciones para disfrutar de todas sus propiedades.
Consejos para disfrutar de las propiedades del vino
Los profesionales de Bodegas Federico, expertos en este sector, nos explican algunos consejos para que podamos aprovechar al máximo las propiedades y características del vino.
Color
Para saber si un vino está bueno, debemos comprobar el color, ya que el tinto equivaldría a un rojo teja y un blanco tiene un amarillo pálido.
Olor
Debemos evitar las botellas que tengan un olor a corcho o vinagre, porque estos olores pueden estropear la calidad de la bebida.
Temperatura
Es muy importante tomar el vino a la temperatura adecuada para aprovechar al máximo sus propiedades, por lo que un buen vino no puede estar caliente ni muy frío. No podemos tomar un vino a más de 20 grados, pero tampoco en torno a 2 o 4 grados, ya que no se podrán percibir sus aromas. El frío realza el sabor ácido y el calor acentúa la sensación de untuosidad.
Es aconsejable una temperatura de 12,5 grados, pero cada tipo de vino tiene unas necesidades de temperatura específicas, por ejemplo los vinos blancos hay que tomarlos a 8-10ºC. En cambio, los vinos tintos jóvenes se deben tomar entre 16 y 18ºC. Nunca se le debe poner hielo al vino porque podríamos alterar completamente el sabor, pero tampoco podemos servir el vino a temperatura ambiente, porque la temperatura puede ser muy cambiante según donde nos encontremos y la estación del año.
Etiqueta
Para saber si estamos escogiendo un buen vino, debemos mirar la etiqueta para encontrar los datos referidos a la bodega, la graduación alcohólica, el origen del vino, etc. En la etiqueta podemos comprobar el año de cosecha del vino, para saber si en ese año el clima fue excesivamente frío, porque lo ideal es escoger un vino que se ha elaborado en regiones con climas cálidos.
Corcho
Se recomienda elegir un vino que tenga un corcho largo y comprobar que no tenga burbujas, ya que esto significa que el vino posee levaduras vivas y se está fermentando en la botella.
Decantación
La decantación consiste en pasar el vino de la botella a otro recipiente, el decantador. La mayoría de los vinos pueden servirse directamente pero los Reserva o Gran Reserva necesitan ser decantados, porque esto nos permite oxigenar y percibir todo lo bueno que ese vino ha generado con los años sin que la humedad lo impida. Se recomienda decantar siempre en el momento de su consumo.
Copas
No podemos servir el vino en cualquier copa, ya que el tamaño de la copa dependerá del tipo de vino que vayamos a tomar. Para el vino tinto, podemos escoger una copa grande y de cuello ancho, pero para tomar vino blanco, lo ideal es optar por una copa más pequeña y delgada. No es aconsejable llenar la copa hasta arriba para poder mover la bebida con libertad.
En cuanto al material, debemos elegir copas transparentes y de cristal fino porque este material no altera el sabor ni la percepción de los aromas, y nos permitirán apreciar los colores del vino. Se recomienda las copas lisas, sin estampados y con los bordes redondeados hacia el interior, porque permitirán que los aromas se concentren. Antes de servir el vino, debemos secarlas y limpiarlas, porque si están húmedas pueden afectar al sabor y olor del vino.