Si alguna vez te llega una citación del juzgado, tranquilizate, porque no siempre es tan grave como parece.
A veces te citan solo como testigo, otras como parte en un procedimiento, y muchas veces es algo más aburrido que dramático.
Primero: no entres en pánico
Lee bien la citación. Suele decir por qué te llaman, en qué juzgado, a qué hora y en calidad de qué. Si pone “como testigo”, relájate. Solo tendrás que contar lo que sabes. Si pone “como denunciado” o “como investigado”, ahí ya conviene ir más preparado, pero tampoco te adelantes a los hechos.
Un error típico es no ir “porque no sabes de qué va”. Si te citan y no te presentas, pueden multarte, e incluso mandarte a buscar. No es lo habitual, pero puede pasar. Así que no ignores la carta: léela, apunta la fecha y, si te entra la paranoia, pide ayuda. Mejor preguntar a tiempo que complicarte por no hacerlo.
Nadie quiere ir a un juzgado, pero es como ir al médico: a veces vas solo a hacerte una revisión.
Qué hacer justo después de recibir la citación
Primero, guarda la citación. Si la pierdes, te vas a arrepentir, porque ahí está toda la información.
Luego, revisa la fecha. Si no puedes ir ese día (por ejemplo, porque estás enfermo o tienes un viaje importante), se puede pedir un cambio de fecha, pero no lo hagas el día antes. Hay que avisar con tiempo y justificarlo.
Después, intenta averiguar por qué te citan exactamente. A veces puedes llamar al juzgado o mirar el número de procedimiento que viene en la carta. No te lo van a contar todo por teléfono, pero puede darte una idea.
Si es algo que tiene que ver contigo, como una denuncia, entonces toca buscar asesoramiento. Si es como testigo, simplemente prepárate para contar la verdad tal cual la sabes.
También es buen momento para buscar a alguien que te oriente. No hace falta que contrates a un abogado en ese mismo segundo, pero sí conviene consultar con uno. Te pueden explicar qué esperar, qué llevar, cómo comportarte, y sobre todo, tranquilizarte.
Tampoco comentes el tema en redes sociales, porque luego todo se malinterpreta y te puedes meter en más líos de los que salvas. Silencio, calma y cabeza.
Cómo prepararte antes de ir al juzgado
Hay que ir presentable, puntual y con todo lo necesario. No hace falta ir con traje si no eres abogado, pero sí conviene ir arreglado y con respeto. No te van a juzgar por la ropa (bueno, a veces un poco), pero mejor dar buena impresión.
Llega con tiempo. Si la cita es a las 10:00, no aparezcas a las 10:15 con un café en la mano. Los juzgados tienen seguridad en la entrada, y te harán pasar por el control, así que cuenta con eso. Además, es un sitio donde se mueve mucha gente y todo va más lento de lo que imaginas.
Lleva tu DNI, la citación, y si tienes papeles relacionados con el tema, también. Si vas con abogado, quedad antes para repasar lo básico. No te inventes nada, ni te pongas nervioso si no recuerdas algo. En serio, los jueces y fiscales saben que la gente normal no se sabe todo de memoria. Si no sabes algo, di “no lo recuerdo” y listo.
Qué pasa dentro del juzgado
Cuando te llamen, entrarás en una sala donde habrá un juez (o jueza), un funcionario y, si procede, abogados y fiscal. No es una película: o hay golpes de mazo ni gritos, es más aburrido de lo que parece.
- Si eres testigo, te preguntarán cosas relacionadas con el caso. Responde con calma, sin añadir detalles que no te pidan. No hace falta que seas un robot, pero tampoco te pongas a contar anécdotas.
- Si eres parte (por ejemplo, denunciado o denunciante), tu abogado te explicará qué te van a preguntar. Si te dicen que puedes no declarar, puedes guardar silencio. Nadie te va a obligar a hablar si no quieres, aunque a veces conviene hacerlo. Por eso es tan importante tener orientación.
La declaración no suele durar mucho. Después, firmas lo que has dicho, y te vas.
La importancia en estos casos de los abogados 24h
Estos abogados están disponibles a cualquier hora del día o de la noche para atender casos urgentes, sobre todo penales. Si te citan, detienen o necesitas ayuda legal de inmediato, puedes contactar con ellos y te asesoran al momento.
La idea es que no te quedes colgado si te pasa algo fuera del horario “de oficina”. Porque los problemas legales no esperan a las 9 de la mañana. Imagina que te llaman de madrugada para ir a declarar o te detienen por error. Pues ahí entran estos profesionales.
No todos los abogados ofrecen ese servicio, pero los que lo hacen están acostumbrados a moverse rápido y con eficacia. Te ayudan a entender tu situación, te acompañan en el proceso y te explican lo que puedes o no decir. Son una especie de “red de seguridad” cuando no sabes ni por dónde empezar.
Los abogados Pérez Caballero, que tienen experiencia en este tipo de casos, aconsejan “no hablar antes de consultar con un profesional, aunque creas que no tiene importancia lo que vas a decir.” A veces uno piensa que está aclarando las cosas y sin querer las complica más. Así que mejor asesorarte antes de abrir la boca.
Qué no hacer bajo ningún concepto
- No ignores la citación. Tienes que responder o presentarte, sí o sí.
- No mientas. Si te pillan, pierdes toda la credibilidad. Mejor decir “no recuerdo” que inventar algo.
- No te pongas agresivo. Ni con el juez, ni con el funcionario, ni con nadie. Ellos están haciendo su trabajo, aunque a veces no lo parezca.
- No lleves acompañantes innecesarios. No es un evento social. Solo entra quien está citado o el abogado.
- No publiques, nada en redes. Lo repito porque de verdad es importante. Todo lo que digas puede tener consecuencias.
- No firmes sin leer. Si no entiendes algo, pregunta. No pasa nada por tardar un poco más.
Parecen cosas de sentido común, pero la gente, cuando se pone nerviosa, hace justo lo contrario. Por eso lo mejor es ir con calma y dejarte guiar.
Qué pasa después del día de la citación
Si te dicen que estás libre de irte, genial. Si tienes que volver, ya te lo notificarán.
Guarda cualquier papel que te den y, si tienes abogado, mantente en contacto. Te explicará si hay novedades. Lo importante es no desconectarte del tema hasta que se cierre del todo. Ignorarlo no lo hace desaparecer.
También es normal que te quedes con mil dudas o pienses: “¿Y ahora qué?”. Puedes preguntar al juzgado o a tu abogado lo que necesites. Nadie nace sabiendo cómo funciona todo esto, y si lo preguntas con respeto, siempre te responden. Puede que con cara seria, pero te responden.
Un poco de realidad: todos sentimos miedo
Te digo una cosa: nadie está preparado para que le cite un juez, ni el más tranquilo. Todos sentimos ese nudo en el estómago. Pero la mayoría de las veces, al salir, te das cuenta de que no era para tanto. El miedo viene más de la cabeza que de la situación real.
También ayuda hablar con alguien que ya haya pasado por eso. Te cuentan que el juez no es un monstruo, que el proceso va más rápido de lo que parece, y que al final, todo se resume en ir, decir la verdad y seguir con tu vida.
Y si después de todo te queda mal cuerpo, date un respiro. Sal a caminar, toma un café o desconecta. No dejes que el miedo te coma por dentro. Pasará antes de lo que crees.
Lo que me quedó claro después de todo esto
Una citación judicial es una parte del sistema que sirve para aclarar ciertas cosas, y todos podemos estar en esa situación alguna vez, incluso sin haber hecho nada malo. Lo importante es actuar con calma, informarse y pedir ayuda si hace falta.
No somos abogados, ni falta que hace. Pero sí podemos aprender lo básico para no complicarnos la vida. Leer lo que te llega, presentarte cuando toca, hablar con respeto y no adelantarte a conclusiones. Así de simple.
Y si algo te supera de todo esto, que puede pasar, ahí están los abogados, los buenos, los que te explican las cosas sin palabras raras.
Lo que realmente importa
Si algún día te citan en el juzgado, recuerda que no es el fin del mundo, solo es un trámite. A veces por error, a veces por rutina, y otras porque alguien te ha mencionado en un caso. No te define ni te convierte en culpable de nada.
Afrontarlo con cabeza y buen humor ayuda más que cualquier manual legal.
Y sobre todo, no olvides algo que vale para todo en la vida: cuanto antes enfrentes lo que te da miedo, antes dejará de tener poder sobre ti.